Trastornos por coágulos de sangre Síndrome antifosfolipídico (SAFL)
¿Qué es el SAFL?
El síndrome antifosfolipídico (SAFL) es un trastorno que causa la formación de coágulos de sangre anormales. Los trastornos autoinmunitarios se presentan cuando el produce que atacan y dañan sus propios tejidos o células.
Normalmente, los anticuerpos protegen el cuerpo de virus o bacterias, pero en el síndrome antifosfolípido, los anticuerpos atacan las células sanas del cuerpo. Las altas concentraciones de antifosfolípidos en la sangre aumentan el riesgo de presentar coágulos de sangre. Los anticuerpos específicos del SAFL se denominan “antifosfolípidos” porque atacan y dañan partes de las células conocidas como fosfolípidos. El daño aumenta la probabilidad de que se formen coágulos de sangre tanto en las venas como en las arterias.
¿Cuáles son los síntomas?
Las altas concentraciones de antifosfolípidos en la sangre aumentan el riesgo de presentar problemas de salud; sin embargo, algunas personas nunca presentarán coágulos de sangre.
Los síntomas de la coagulación sanguínea anormal incluyen:
- Dolor de pecho o dificultad respiratoria
- Náuseas (sensación de malestar estomacal)
- Dolor, enrojecimiento, calor e hinchazón en los brazos o las piernas
- Cambios en el habla
- Molestias en la parte superior del cuerpo en los brazos, la espalda, el cuello y la mandíbula
Los síntomas menos comunes del SAFL incluyen:
- Un sarpullido rojo con aspecto de encaje en las muñecas y las rodillas
- Dolores de cabeza crónicos (duraderos)
- Problema con la válvula cardíaca
- Pérdida de la memoria
¿Cuáles son los factores de riesgo del SAFL?
Sus antecedentes familiares y sus , otras afecciones médicas, los medicamentos y las intervenciones, o los factores de estilo de vida pueden aumentar su riesgo de padecer SAFL. Estos factores pueden aumentar su riesgo de presentar anticuerpos contra el síndrome antifosfolípido, desencadenar coágulos de sangre en el síndrome antifosfolipídico o ambos. El síndrome antifosfolipídico también puede afectar a personas de cualquier edad.
Otros factores de riesgo comunes incluyen:
- Sexo: el SAFL es más común entre las mujeres que entre los hombres.
- Antecedentes familiares: el SAFL a veces puede ser hereditario.
- Diagnóstico de otro trastorno autoinmunitario: el SAFL es más común entre las personas que tienen lupus. De hecho, entre el 20% y el 30% de las personas con lupus tienen anticuerpos antifosfolípidos. De ellas, aproximadamente 1 de cada 3 presenta coágulos de sangre en sus arterias o venas.
- Infecciones bacterianas o víricas: el VIH, la hepatitis C y la bacteria que causa la enfermedad de Lyme pueden aumentar el riesgo de producir anticuerpos contra el síndrome antifosfolipídico o desencadenarlo.
¿Cómo determinará mi médico si tengo SAFL?
Su médico hablará con usted sobre su historia clínica y es posible que le haga análisis de sangre. Los análisis de sangre buscan los tres anticuerpos antifosfolipídicos en su sangre: anticardiolipina, beta-2 glicoproteína I (β2GPI) y anticoagulante lúpico.
Para que le diagnostiquen SAFL, debe tener anticuerpos antifosfolipídicos y antecedentes de problemas de salud relacionados con el trastorno. Probablemente verá a un hematólogo, que es un médico que se especializa en los trastornos de la sangre.
¿Cómo se trata el SAFL?
Actualmente el SAFL no tiene cura. Sin embargo, los medicamentos pueden ayudar a prevenir los problemas de salud causados por esta afección. Los objetivos del tratamiento son prevenir la formación de coágulos de sangre y evitar que los coágulos existentes aumenten de tamaño.
Su médico puede recetarle medicamentos anticoagulantes como warfarina, heparina o aspirina. Su médico sabrá qué medicamento es el que más le conviene.
Acudir al médico y recibir tratamiento es importante para las personas con el SAFL. Si se deja sin tratar, el síndrome antifosfolipídico puede causar coágulos de sangre potencialmente mortales que pueden ocasionar un ataque cardíaco o un accidente cerebrovascular.
Obtenga más información sobre cómo los trastornos de la coagulación sanguínea, como el síndrome antifosfolípido, pueden afectar su salud.
Si el SAFL durante el embarazo se deja sin tratar, puede resultar en un mayor riesgo de abortos espontáneos y preeclampsia (presión arterial alta durante el embarazo).