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La actividad física y el corazón Beneficios
La actividad física tiene muchos beneficios para la salud. Esos beneficios se producen en personas de cualquier edad, cualquier raza, cualquier origen étnico y cualquier sexo.
Por ejemplo, la actividad física ayuda a mantener un peso saludable y facilita la realización de las tareas cotidianas, como subir escaleras e ir de compras.
Los adultos que hacen actividad física tienen menos riesgo de depresión y deterioro de la función cognitiva a medida que envejecen. (La función cognitiva incluye habilidades de razonamiento, aprendizaje y criterio.) Los niños y adolescentes que hacen actividad física tienen menos síntomas de depresión que sus pares.
La actividad física también reduce el riesgo de muchas enfermedades, como miocardiopatía isquémica, diabetes y cáncer.
Muchos estudios han mostrado los claros beneficios de la actividad física para la mente, el corazón y los pulmones.
La actividad física fortalece el corazón y mejora la función pulmonar
Cuando se hace periódicamente, la actividad física de intensidad moderada y vigorosa fortalece el músculo cardíaco. Eso mejora la capacidad del corazón de bombear la sangre a los pulmones y por todo el cuerpo. Como resultado, fluye más sangre a los músculos y los niveles de oxígeno en la sangre aumentan.
Los capilares — unos vasos sanguíneos diminutos del cuerpo — también se ensanchan. Eso les permite suministrar más oxígenos al cuerpo y deshacerse de los productos de desecho.
La actividad física reduce los factores de riesgo de miocardiopatía isquémica
Cuando se hace periódicamente, la actividad aeróbica de intensidad moderada y vigorosa puede reducir el riesgo de miocardiopatía isquémica. En esa afección, una sustancia parecida a la cera llamada placa se acumula en el interior de las arterias coronarias. Esas arterias suministran sangre con alto contenido de oxígeno al músculo cardíaco.
La placa estrecha las arterias y reduce el flujo de sangre al músculo cardíaco. Con el tiempo, una zona de la placa puede romperse (desprenderse). Eso provoca la formación de un coágulo de sangre en la superficie de la placa.
Si el coágulo alcanza un tamaño suficiente, puede bloquear casi todo el flujo de sangre por una arteria coronaria o bloquearlo por completo. Un bloqueo en el flujo de sangre hacia el músculo cardíaco provoca un ataque cardíaco.
Ciertos rasgos, afecciones o hábitos pueden aumentar el riesgo de miocardiopatía isquémica. La actividad física puede ayudar a controlar algunos de esos factores de riesgo de la siguiente manera:
- al reducir la presión arterial y los triglicéridos (un tipo de grasa de la sangre);
- al aumentar los niveles de colesterol HDL (de lipoproteínas de alta densidad) (“bueno”);
- al reducir el riesgo de sobrepeso y obesidad, cuando se combina con una dieta reducida en calorías;
- al mantener un peso saludable con el tiempo una vez que se ha bajado de peso;
- al ayudar al cuerpo a manejar los niveles de azúcar en sangre e insulina, lo cual disminuye el riesgo de diabetes tipo 2;
- al reducir los niveles de proteína C reactiva (CRP), que es un signo de inflamación y aumenta el riesgo de enfermedad cardíaca;
- potencialmente, al ayudar a dejar de fumar (en inglés), que es uno de los principales factores de riesgo de enfermedad cardíaca.
Las personas inactivas tienen mayor probabilidad de desarrollar enfermedad cardíaca que las personas que hacen actividad física. Hay estudios que sugieren que la falta de actividad es un importante factor de riesgo para la enfermedad cardíaca, al igual que la presión arterial alta, el colesterol alto y el tabaquismo.
La actividad física reduce el riesgo de ataque cardíaco
En personas que tienen miocardiopatía isquémica, la actividad aeróbica periódica ayuda a que el corazón funcione mejor. También puede reducir el riesgo de un segundo ataque cardíaco en las personas que ya han tenido uno.
La actividad física vigorosa tal vez no sea segura para las personas que tienen enfermedad cardíaca. Pregúntele al médico que tipos de actividad son seguros para usted. El médico puede darle más información sobre las actividades físicas recomendadas y los pasos para empezar a incorporar la actividad física en la rutina.
La actividad física puede beneficiar la salud mental y la calidad de vida
Los adultos que hacen actividad física tienen menos riesgo de deterioro de la función cognitiva a medida que envejecen. Los niños, los adolescentes y los adultos de más edad que hacen actividad física muestran una mejor cognición. Los niños muestran mejora de la cognición después de una sesión de actividad física.
Los niños, los adolescentes y los adultos que hacen actividad física tienen menor riesgo de depresión que sus pares. La actividad física también puede disminuir los sentimientos de ansiedad, y la actividad periódica puede reducir los sentimientos y signos de ansiedad a largo plazo.
También facilita la realización de las tareas cotidianas, como subir escaleras e ir de compras. También puede mejorar el sueño y la calidad de vida general.